Aires nuevos, tiempos de soledad que se apartan del camino, objetivos claros que se van cumpliendo en cada paso, el miedo se quedo atrás, para dar pasar a una nueva etapa de esplendor, donde los sueños vuelan por la calle en busca de ser rescatados. Donde lo malo escasea, y lo bueno nutre las ansias de las personas, donde está el Yo de cada uno de nosotros, donde nos encontraremos a nosotros mismos a sentarnos a tomar café con dos cucharaditas de azúcar. En cambio, la ciudad perdida espera, espera a ser encontrada, a que vuelva, dice que nunca descansa, pero ese es el encanto que tiene, transeuntes que vienen y que van, con sus miradas perdidas, pensando en que mañana todo va a cambiar o jurándose que por una vez lo harán bien. Otros en cambio, los que no tentaron a la suerte, caminarán saboreando el aire fresco del otoño, mirando las hojas que poco a poco se caen del cielo, y pensarán que el tic tac del reloj, ha marcado la hora exacta en el día menos inesperado. Multitudinaria y escándalosa, con rascacielos que imponen su sombra a la del viento, pero todo ha de seguir, todo pasará, todo irá avanzando pensando una cosa u otra, pero al fin y al cabo, la cuestion es vivir el extasis de la vida en el lugar menos inesperado.
martes, 18 de agosto de 2009
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